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¿Choque con la realidad o cambio de prioridades?

Por Alejandra Loyola, socia de TheHouse Advisory

Por: Alejandra Loyola, socia de TheHouse Advisory | Publicado: Viernes 13 de diciembre de 2024 a las 10:00 hrs.
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Alejandra Loyola, socia de TheHouse Advisory

El último sondeo Workmonitor de Randstad mostró cuáles serán las prioridades de los trabajadores chilenos al elegir un trabajo en 2025. El estudio indica que un 94% de los trabajadores señala un salario competitivo como el principal factor para considerar una empresa. Le siguen la seguridad laboral a largo plazo (93%), la formación y desarrollo profesional (86%), la flexibilidad laboral (81%) y los beneficios atractivos (79%).

Esto revela que de a poco han ido cambiando los elementos que el colaborador chileno privilegia a la hora de elegir una empresa para trabajar. A principios de este año el mismo estudio mostraba que el sueldo y el equilibrio trabajo-vida personal lideraban las razones para escoger un trabajo.

Queda claro que los colaboradores, no solo los chilenos, siempre han buscado una remuneración competitiva, pero sube en importancia la seguridad laboral, que pasa a ser más importante que la conciliación entre lo laboral y lo personal.

¿Por qué ocurre esto? La situación económica y, en particular, cómo se ha precarizado el mercado laboral a nivel país, han cambiado las prioridades. Y tal vez, trabajadores jóvenes que no han vivido importantes crisis y que llevaban viviendo años con economías creciendo a buenos dígitos, se están dando cuenta que hoy las condiciones son distintas y ya no basta con trabajar unos años y juntar dinero suficiente para viajar y luego volver y reinsertarse retomando un estándar de vida acomodada.

La inflación de 4,7% en el año y 4,2% a 12 meses parece estar un poco más controlada, sin embargo las tasas de interés persisten más altas que las cifras pre pandemia lo que limita el acceso al crédito. Por otra parte, el índice de acceso a la vivienda (PIR), de la Cámara Chilena de la Construcción, ubica a Chile dentro de la condición “no asequible”, ya que una familia de ingresos promedio demora 11 años en ahorrar para poder acceder al ahorro previo para la una vivienda. En 2019 eran cuatro años menos.

El balance entre la vida familiar y laboral, visto como trabajar desde la casa, la reducción de la jornada laboral o darse un año sabático, chocó con la realidad de la ambición de lograr lo que se quiere. Llegamos a tener una dicotomía bien grande entre el balance y la ambición o entre lo que se quería y lo que realmente se podía lograr.

Si un trabajador quiere mantener su trabajo, ser valorada por sus jefes, ascender rápido, y ganar una compensación competitiva, necesita actuar en consecuencia, asumir responsabilidad, liderar proyectos, visitar clientes, ir a terreno, etc. Lo anterior, puede requerir de mayor entrega y esfuerzo porque hoy los líderes, los ejecutivos y los dueños de empresas requieren de su contribución para cerrar la gran brecha de productividad, aportar a la generación de valor y crecimiento para Chile.

El escenario en el que estamos viviendo está trayendo una vuelta de péndulo. Las generaciones mayores que veían el trabajo, el esfuerzo y la dedicación como una forma de lograr crecimiento, desarrollo y oportunidades que te redituara en un mayor valor tanto profesional como monetario y un camino de logro de objetivos personales, están empujando ese aprendizaje a las generaciones más jóvenes.

A su vez, los jóvenes que desean acceder a lo que quieren, aprendizaje, desafío y recursos económicos para “el sueño” de la casa propia, un auto o la anhelada independencia, se están replanteando las prioridades y el camino para lograrlo.

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